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SOBRE MÍ

Una noche de verano del 2019.

Esa noche, se mezclaba con las risas y la química de un tiempo de amistad (lo juro que era de amistad), que sin saberlo, estaban a punto de dar un giro de 180 grados. Ahí estaba yo, sin pretensiones, frente a ella. El caso es que me había puesto una camisa, yo era siempre de camiseta, cualquiera me iba bien y no le daba vueltas a esas cosas y también un perfume de One Million de Paco Rabbane, ambos por puta casualidad.
Fueron dos armas secretas, escogidas por completa casualidad, las que debieron inclinar la balanza hacia mi lado, las que hacen que una mujer con algo ya en la mente diga, venga, va.

Tú como tío no entiendes esto tampoco, ya lo sé. Piensas que es tu irresistible personalidad. Pero ellas no funcionan como tú. Funcionan, no sé, no sé cómo funcionan.

Pero esa noche, no fue mi labia ni humor habitual, sobradamente conocido para ella, lo que cambiara el juego y me la llevara a la cama; ni mucho menos.
Os lo digo, porque ella tiempo después me lo confesó: “Fue por cómo olías y esa camisa que llevabas”. O solo que llevaba camisa, no me acuerdo. El caso es que ahí lo tenéis, qué sencillo, joder.

Oler bien y una camisa, amigos, pueden ser el boleto dorado del cambio, el pequeño empujón que necesitas para pasar de ser uno más revoloteando alrededor, a pasar a verte con otros ojos.
Si eres gilipollas, no hay armas secretas, tendrás que trabajar en otras cosas y mejor no tirar dinero en perfumes, mejor ve a Lourdes.


Solo quiero que veas macho de lomo plateado, que las cosas que TÚ ves y sientes, no son las que ELLA ve y siente, hay más cosas.


¿Me sigues todavía?

Ahora ella es mi pareja y con el perfume ya no me vale, ni con el que me eche yo, ni con los que le regale, pero esa ya es otra historia que da para otra web y no estamos a eso.


Dicho esto, me puse las pilas poco a poco, ahora tengo casi las mismas camisas que camisetas, es para morirse.

Empecé a interesarme por el mundo de los perfumes. No me he convertido en un experto, pero sí que a estas alturas sé distinguir una colonia de un perfume o una esencia, sé cuando no echarme un perfume dulce para el Martini de un mediodía de verano y saber que hay un aroma para cada momento. Y tengo un pequeño armarito con perfumes de todo tipo, buenas, casi todas, algún truño que echo por casa y varias equivalencias y originales también, por supuesto.

Algún macho alfa estará tragando saliva ante tanta complejidad, lo sé, pero a este juego solo van a ganar los buenos, el resto morirá por el camino.

Así nace este santuario del buen olor y la autenticidad, un rincón para ayudar a los hombres a encontrar ese perfume que hable por ellos antes incluso de abrir la boca y cagarla.
Porque, seamos claros, en el juego del amor y la primera impresión, el cómo hueles puede ser tu mejor jugada o tu peor patinazo.

Aquí estamos para ayudarte con lo primero, tu primer punch de la velada, el resto ya tendrás que hacerlo tú, a ver si lo vamos a hacer todo nosotros.

Bienvenidos